BUENOS AIRES,.- Dos semanas fue el “período de gracia” en el que el gobierno de Mauricio Macri pudo transitar con cierto aire triunfalista, producto de la marcha de apoyo del “1A”, que le permitió mostrar otro nivel de decisión con un tono más confrontativo que el hasta ahora utilizado.
Sin embargo, quien puso fin a ese tiempo no fue una jugada opositora ni un fracaso del Gobierno en las negociaciones con los gremios o la revelación de algún índice económico preocupante. La estocada vino desde adentro, puntualmente, de una de los tres pilares que sostienen al frente Cambiemos: la diputada Elisa Carrió.
Polémica y contradictoria, Carrió supeditó su candidatura por Cambiemos en la Ciudad de Buenos Aires a que el Presidente la apoyara en las denuncias por supuesto enriquecimiento ilícito que le reabrieron. “La diferencia es que cuando el Presidente me necesita yo salgo a apoyarlo y yo le reclamo al resto de la política que no me dejen sola”, disparó la chaqueña durante el almuerzo televisivo con Mirtha Legrand. Por un lado, Carrió combate la injerencia del Ejecutivo en el Poder Judicial. Por otro, le pide al jefe de Estado que la apoye ante las denuncias judiciales o, leído entrelíneas, que tome cartas en el asunto para que no la sigan denunciando. ¿Esa no es también una injerencia del Ejecutivo en el Judicial? Salvo que sea una estrategia que cuenta con la aprobación del Presidente, no se entiende la postura de Carrió, de exponer a la principal referente de Cambiemos en territorio bonaerense, María Eugenia Vidal, presentándola como quien le pidió que no fuera candidata por la provincia porque el macrismo sólo quiere candidatos “PRO”. Algunos dirigentes del macrismo observan que la líder de la Coalición Cívica, en algunas ocasiones, “no tiene límites”. Recuerdan cuando objetó la presencia del intendente de Vicente López y primo del Presidente, Jorge Macri, en una eventual lista bonaerense.
“Terminamos accediendo a sus pedidos para que Jorge se quedara afuera y ahora mediatiza que María Eugenia no la quiere en la provincia, y de paso denuncia a Cristian Ritondo (su ministro de Seguridad bonaerense) por supuestas operaciones en su contra. A veces no sabemos para quien juega”, bramó un dirigente de Cambiemos de la provincia. A estos episodios se suman las discrepancias de la diputada con el oficialismo en relación a la embestida contra la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó; o la ofensiva de Carrió contra el jefe de la Policía bonaerense que comanda Vidal, Pablo Bressi, a quien vinculó con el narcotráfico.
No es casual que Carrió no haya permitido que ninguno de sus dirigentes de la Coalición se incorpore a la gestión del Gobierno nacional o provincial. No hay ministros o secretarios en Nación o la provincia de Buenos Aires que provengan de la Coalición. Argumentan, cerca suyo, que eso le da a la CC autonomía para poder “decir lo que otros no dicen”. También los presentan con las valijas hechas, para irse, en caso de que el horizonte oscurezca.
Por el momento nada de ello ocurrirá. Intentarán desde el PRO y desde la UCR que Carrió sea candidata a diputada por la Ciudad de Buenos Aires. No obstante, un funcionario admite: “Con Lilita nunca se sabe. Siempre hay que estar preparado para que una mañana se levante y decida pegar el portazo. Esperemos que eso nunca ocurra, pero por las dudas...”